domingo, 10 de julio de 2016

Crónica de un comienzo

No recuerdo bien si fue en el año 2010 o 2011 cuando paseando cerca de mi casa tuve una sensación extraña. Un pensamiento apareció en mi mente como por arte de magia, parecía que provenía de un lugar desconocido pero muy próximo, sabía que no era mi yo habitual el que hablaba pero a la vez me resultaba tremendamente familiar: "formas parte de todo lo que te rodea, estás unida a todo lo que te rodea,  no estás sola" me decía.  El pensamiento era insistente a la vez que mi sentimiento de felicidad o de alegría o no se...aumentaba. Era esa felicidad que sientes cuando descubres "algo" que sin saberlo habías estado buscando siempre, es ese descubrimiento que te hace exclamar "¡claro, que tonta! ¿cómo no lo he visto antes?. Seguí caminando por el paseo muy emocionada y con paso más lento, miraba los árboles que tenía a ambos lados, pero mi mirada había cambiado, ellos estaban conmigo o yo con ellos, no importaba, estaba absorta en una burbuja maravillosa.  Recuerdo que sentí la atmósfera, el aire que me rodeaba, estaba envuelta en él y lo respiré como nunca lo había hecho. Me salió un gracias enorme, no sabía a quién o a qué le estaba agradeciendo y  me di cuenta que nunca había sido consciente de mi entorno.
Oh sí, por supuesto que siempre me había gustado la naturaleza, el sol, las nubes, las estrellas y todo lo que querais imaginar, me resultaba de gran belleza, incluso me podían inspirar, relajar y hacerme disfrutar, pero ellos estaban allí y yo aquí.

 Hoy se que las emociones que me provocaba La Naturaleza, eran el producto de una visión condicionada, de un programa establecido en mi interior donde la belleza tenía su casilla prevista para hacerme reaccionar ante sus estímulos de forma automática a través de mis sentidos. Es decir, mi verdadero ser no sentía porque en verdad de alguna manera,  ya estaba previsto en alguna parte de mi mente,  las muchas maneras en las que se puede reaccionar ante un árbol por ejemplo. Y si nos fijamos un poco, siempre que reaccionamos, estamos actuando en piloto automático, con información antigua que tenemos almacenada.  Eso implica inconsciencia en la actuación y separación del árbol(en este ejemplo) que estamos mirando, ya que nuestra mente no ha generado un nuevo pensamiento o un nuevo sentimiento ante el nuevo momento que estamos viviendo, unicamente estamos repitiendo. Cuando actuamos con nuestro verdadero ser, no reaccionamos sino que accionamos.

Y muy importante, ¿por qué no tenía almacenado en mi casilla de visión de La Naturaleza la posibilidad de sentirme unida a Ella, de ser uno con Ella, de sentirla en mi piel como si yo fuera el árbol y el árbol fuera yo?
¿Por qué tampoco tenía almacenado en la casilla de la soledad que puede desaparecer como por arte de magia en unión con La Naturaleza, con La Tierra?
¿Para qué le hacían falta a mi mente las casillas que almacenan la información de reacción si lo que deberíamos hacer es accionar?
¿Cómo era posible haber tardado tantos años en darme cuenta de algo que al menos en principio me pareció tan sencillo?

No fue hasta la segunda mitad del año 2013, cuando me di cuenta que ese día fue el que hizo que mi vida cambiara rotundamente..
Gracias desde mi corazón.
Margaret

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