lunes, 8 de agosto de 2016

Por ejemplo: Bandera Blanca

A medida que iba desenterrando mi pasado, hacía dos listas, una con los recuerdos de vivencias favorables (lista A) y otra con las desfavorables (lista B). A continuación las coloqué en orden de importancia, siendo la más importante de las desfavorables, aquella que en su momento me hizo sufrir más y en la otra lista por consiguiente, ocupó el lugar de honor aquella con la que más feliz me había sentido.
Decidí diseccionar en primer lugar la lista B pensando que sería más agradable dejar lo feliz para el final, así que elegí el suceso más tenebroso, el que sin duda se había ganado el primer puesto en mi lista. Era el que había condicionado mi vida y estaba dispuesta (utilizando mis nuevos sentimientos y conocimientos relativos a Quienes Somos, a la reencarnación, a la creación de la realidad y al sistema de control) a convertirlo en experiencia trascendida y así dejar espacio en blanco donde mi Verdadero Ser pudiera empezar a asomar la nariz.
Hacía muchísimos años que esa situación vivida no me hacía sufrir, y cuando empecé con su disección, pensé que se debió a haber convertido la experiencia en algo abstracto, es decir, me hice una representación mental de la situación, donde cada uno de los personajes involucrados (excepto yo), pasaron a ser el concepto que para mí habían significado y representado en dicha situación. De esa manera, los juicios, calificaciones y conclusiones  que había generado, aunque fueran los mismos, eran sobre conceptos, no sobre personas (al menos en mi consciente). Me gusta pensar que eso fué una inspiración porque gracias a esa abstracción, me resultó relativamente sencillo dejar de sufrir y agradecerle a dicha experiencia el  haberme hecho ver de forma tan nítida y rotunda, lo que no quería en mi vida y lo que si quería.
(Hoy en día sigo haciendo lo mismo ante cualquier situación "negativa" que se me presenta, porque al colocarme en el territorio del espectador observando conceptos, es más fácil discernir en mi comportamiento el yo que ha reaccionado y desactivarlo y elegir poner en danza el Yo que quiero ser)

¿Pero qué más ví con total claridad con la disección? Os cuento los "errores" que me parecieron más relevantes.
El primero fué el sentimiento de víctima que puede producir en nosotros el estar viviendo cualquier situación hostil (aunque no hayas tenido opción de evitarla, porque hayas nacido en ella),  porque eso quiere decir que le estamos dando a los agentes externos que participan en la circunstancia, el poder de verdugo sobre nosotros, sin darnos cuenta que cuando entregamos cualquier tipo de poder  a "eso" externo, simultáneamente estamos admitiendo y creando en nosotros, la carencia correspondiente,  o potenciándola (en caso que la tuviéramos de antemano). Y esto a su vez pone en evidencia el gran desamor que nos estamos profesando, al no confiar o creer que únicamente en nosotros mismos se encuentra "la piedra filosofal" como os comentaba en la entrada anterior El poder del pasado 3

El segundo que ví fué que cuando puse tierra por medio entre esa situación y yo, aunque lo hice decidida a intentar ser feliz y convencida de conseguirlo, no me dí cuenta , al menos en principio, de la cantidad de sentimientos negativos que albergaba tanto de la vida y sus componentes, como de mí misma, por lo que empecé a buscar la felicidad en un camino que formaba parte de un territorio, donde era imposible conseguirla. Y era imposible porque mi psique estaba tremendamente condicionada (las carencias generadas y la consecuente desvalorización) por lo que había vivido, incluyendo en ese condicionamiento,  muchísimas creencias que había admitido como mías (con las que creía que conseguiría la  felicidad) , sin tan siquiera haberlas cuestionado. Creencias sociales, culturales, espirituales, etc, donde, dicho sea de paso, la solución a nuestros problemas o el encuentro con nuestra dicha, siempre pasaba por un camino prederminado que no había sido definido por nosotros, simplemente lo habíamos aceptado, dándolo por válido. Esto  reforzaba aún más,  mi sentimiento de que  lo que me haría feliz  (pensando que sería mi situación ideal), siempre "estaba afuera" al igual que lo estaba lo que había provocado mi infelicidad.
Y busqué y busqué, y sí, encontré personas, situaciones y cosas que producían la sensación de conformar un escenario donde todo era perfecto o casi,  pero siempre aquello terminaba "desintegrándose" y yo tenía que volver a empezar. Era como un círculo que se copiaba a sí mismo una y otra vez. Los personajes y los escenarios cambiaban pero en verdad era una repetición de lo anterior. Creía que era Yo quien elegía, pero era mi ego programado para "mirar y buscar afuera" quien lo hacía.

El tercero que ví y tal vez el más importante, era que creía que estaba sola frente al mundo. Todos mis intentos por encontrar el amor, la alegría, la paz, la belleza, la armonía, etc,  siempre eran como una gran batalla, donde aunque aparecieran muchos obstáculos, iba a ser capaz de solventarlos. Pero no era así, o lo era a medias, conseguía ganar batallitas para después retroceder al punto inicial. Me dí cuenta que nunca había sido consciente de mi Ser Superior, ni de mis guías, ni de mi unión con El Universo y sus leyes, y por descontado,  no había sido consciente del poder de Mi Verdadero Ser, estando siempre sepultado bajo todas mis supuestas carencias y bajo mis supuestas creencias. Y hasta aquí puedo contar :). 

 (Os dejo el enlace a la canción de Neil Young de título "Heart of gold"  por si os apetece escucharla. En esa época la escuchaba sin cesar)
 


Fuí transformando cada carencia y sigo haciéndolo, desde la energía del corazón, la que no juzga, reconociendo mis cualidades y averiguando quién soy.  Fuí derribando cada creencia que no era mía, y me fuí quedando en blanco y sin peso,  fuí dejando de batallar con La Vida, porque sentí que no era mi enemiga sino todo lo contrario. Y supe/sentí que la única condición que nos exije el universo para que seamos felices, es que seamos quien en verdad somos. Lo demás "se nos da por añadidura".

Desde entonces izo una bandera, es una bandera blanca con un corazón de oro en el centro. Es el símbolo de mi rendición a la verdadera energía del amor incondicional. Y al hacerlo veo que todo mi alrededor se va transformando porque lo percibo desde otro territorio diferente.
Nuestro Verdadero Poder es inimaginable para mí ahora mismo. Pero tengo la certeza de que únicamente a través del Amor lograremos recordarlo, porque a medida que das un pasito en esa dirección, lo vas sintiendo. Tenemos mucho que ganar y nada que perder. Lo único que tenemos que hacer es Confiar en Nosotros.

Un abrazo desde el corazón. 

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